El pasado jueves 22 de octubre organizaron un concierto de Antonio Orozco en la entrada principal del Hospital de Bellvitge, englobado dentro de los actos que se están grabando con motivo de La Marató de TV3 de este año, con el consiguiente despliegue de medios ténicos y humanos por parte de la televisión pública catalana, y un montón de gente que se concentró en la entrada del hospital a pesar del secretismo con el que fue organizado.

Todo un acto de irresponsabilidad en los actuales momentos de aumentos incontrolados de contagios por Covid-19 y una muestra del hermetismo con el que se ha organizado y peligro que conlleva es que ese mismo día se anunciaban en los medios de comunicación que el mismo Hospital de Bellvitge iniciaba restricciones en las visitas a los familiares de ingresados en este Hospital.

Ni en TV3 se hicieron eco del concierto, y eso que hace semanas que los informativos de TV3 recuerdan el acto continuamente e informan de todos los eventos que mueve en el país, que este año esta dedicado precisamente en la investigación para superar la pandemia del Covid-19.

¿Sería posible pedir responsabilidades penales en torno a la decisión de celebrar este acto, como se han hecho con otros que vulneraban la normativa de seguridad para no contagiarse?

Recuerdo que a los miembros de Bellvitge en lucha contra los recortes en la sanidad publica, que hace 10 años que se concentran los miércoles en las puertas del hospital, se les impide que lo hagan cerca de la puerta como medida de seguridad, y en las imágenes se ve como Orozco está en el techo de la puerta, muy cerca de la gente que escucha sus canciones.

De momento, este acto deja en evidencia que la mala gestión de las medidas contra la pandemia no solo se han debido a la excepcionalidad y falta de experiencia en este ámbito de la salud, que es lo que suelen poner como excusa, sino también a decisiones desacertadas, incongruentes e incoherentes por parte de las autoridades sanitarias.